Fue una deidad venerada por el pueblo de Fenicia, Cartago y Siria. Era considerado el símbolo del fuego purificante, que a su vez simboliza el alma. Se dice que el espíritu de Moloch al convertirse en materia, se había transformado en oscuridad. Y los hombres, siendo considerados parte de este mismo proceso, ofrecían sacrificios a Moloch para redimirse de ese pecado.
Es representado físicamente como un humano con cabeza de becerro, con elementos que lo vinculan con la realeza, ya sea un trono, báculo, corona, etc. Éste prefería sacrificios de niños, ya que eran los seres más impregnados de materia. En los templos donde se le rendía culto, se encontraba una estatua de bronce del mismo.
Ésta tenía la boca abierta, los brazos extendidos hacia adelante con las palmas arriba, y un hueco en el estómago. En el hueco se encendía el fuego, en los brazos se colocaba el sacrificio que, mediante cadenas, se elevaban hasta la boca para terminar el ritual.
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